El viajero por estas fechas se encuentra en su pueblo, aquí está pasando estos meses del verano, huye del lugar de residencia habitual donde los calores son muy elevados, aquí en el pueblo serrano los aires son muchísimos más frescos y se siente como un privilegiado en este aspecto.

Estampa similar a ésta ya la ha mostrado en otras ocasiones, aunque con distintos personajes, esta costumbre de sentarse las personas de edad durante las mañanas en los poyos del atrio, la conoce desde su más jóvenes años, desde siempre especialmente en verano los hombres mayores del pueblo se sientan todas las mañanas en estos poyos de la Iglesia Parroquial del Mártir Señor San Blas, es una costumbre inveterada, que se viene sucediendo generación tras generación, por lo tanto, son muchas las generaciones las que se han sucedido desde aquel lejano siglo XVI en que se construyó este magnífico edificio.

Es por excelencia, el mejor lugar del pueblo para disfrutar de las mañanas frescas del verano, las conversaciones se suceden y allí se habla de todo: agricultura, política, amoríos de jóvenes, hazañas épicas y alguna que otra mentirilla; las reuniones empiezan bien temprano, los interlocutores se van relevando unos a otros y los últimos se retiran definitivamente a las dos de la tarde, cuando el sol asoma por detrás de la iglesia y comienza a calentarle las piernas a los asiduos.

Así ha venido siendo y así continuará sucediendo, son nuestras costumbres…

27 de julio de 2015