Pasear por Salvatierra de los Barros es una delicia, el viajero puede disfrutar recorriendo su casco urbano y saturarse del tipismo de un pueblo serrano, de sus calles estrechas, tortuosas y empinadas con casas enjalbegadas, de gentes acogedoras, de monumentos emblemáticos y de historia que conformaron su forma de ser; pero sobre todo de arte, ese arte sencillo y artesano que es la alfarería y que en el pueblo data por lo que sabemos desde el siglo XVI, la historia de la evolución de la alfarería desde tiempo tan lejanos la podemos aprender en el Museo de la Alfarería y en su Centro de Interpretación.
Son muchas las alfarerías activas existentes en el pueblo, es actualmente y sin lugar a dudas el pueblo con más establecimientos abiertos dedicados a esta artesanía de toda España. En cualquier calle podemos encontrar una alfarería, el visitante la puede identificar mediante el logotipo que encontrará en la fachada de la casa, en él se le indica que se encuentra en la alfarería de Fulano de Tal, merece la pena entrar y realizar una visita, es seguro que el alfarero o su esposa que también es alfarera, le franqueará la entrada, le enseñara cómo se trabaja en el torno y le mostrará su variada y rica colección de cacharros que han salido de sus manos, hablará larga y distendidamente con él, de esa forma sencilla y amable de las gentes de los pueblos, llegando incluso a ofrecerle una copa del buen vino de Salvatierra.
Si ayer el viajero se refirió a piezas antiguas hechas por un viejo alfarero, hoy muestra uno de los anaqueles que conforman la estantería de la alfarería de Manolo Vinagre, un alfarero joven, en ella vemos primorosamente colocadas las piezas que han salido de sus manos artesanas y de las de su esposa Tina, merece la pena pasarse por allí, el viajero se sorprenderá ante estas piezas maravillosa hechas con esmero y habilidad por este matrimonio.
13 de junio de 2015