Sacamos para la contemplación de los demás, esta pequeña casita situada en nuestro pueblo, es otra muestra de esas casas que aún conservan las mismas características desde que fuera construida, la modernidad de los tiempos no le han afectado, la fachada está decorada de una forma muy particular que la hace peculiar y distinta de entre las de conjunto.

Al viajero le gusta esta casina, es un testigo de otros tiempos, la puerta se encuentra entornada y en su interior se ven las llamas de la lumbre que su dueño ha encendido para ambientar su interior durante estos días crudos del invierno.

El viajero piensa que alrededor de este fuego se hacían antes las migas, luego, el ama de casa ponía el puchero para que lentamente se cocieran los garbanzos, hasta conseguir ese plato tan exquisito que antes, en los tiempos mozos del que esto escribe, era un alimento casi de diaria obligación.

7 de enero de 2015