Uno ha consultado y por eso sabe, que las acederas es lo mismo a lo que nosotros por aquí en nuestro pueblo, llamamos “acerones”, su nombre científico es: acetarĭa, de acētum, ‘vinagre’, por su sabor es agrio, es una planta que estimula la digestión impulsando el flujo de la saliva y los jugos gástricos.

Para este viajero, esta planta con sus brillantes hojas verdes es muy significativa y le gusta, al igual que la inmensa muchas de las cosas que le rodean que se encuentran en la mayor parte de su entorno, en este caso, esta planta tan común y sencilla le retrotraen a sus tiempos lejanos de juventud.

Los acerones nacen en las viejas paredes de los cercados, y es de significar que son más hermosos y más sanos aquellos que se crían en las umbrías, los que nacen mirando al sol naciente, son como más duros y desde luego, más raquíticos.

Sus hojas que son las que consumimos, tienen una textura fina y ese sabor ácido; en aquellos tiempos de nuestra niñez, los muchachos nos los echábamos a la boca y nos los comíamos mientras nos entreteníamos en nuestros juegos, ahora no, ahora con sólo pensarlo nota uno como la saliva dentro de la boca se estimula ante el recuerdo de lo ácido.

Los acerones en aquellos tiempos de carencia en todos los sentidos, se utilizaban mucho en las casas, nuestras madres hacía con ellos una ensalada que servía para acompañarlos con la comida de a mediodía, sobre todo con los garbanzos, hoy creo yo, que poca gente los utilizará como alimentación.

Recuerdos entrañables de años lejanos…

13 de diciembre de 2014