Cuando se realizaron las obras de arreglo de las bóvedas de la Iglesia Parroquial del Mártir Señor San Blas, apareció un gran número de piezas de alfarería, todas ellas fabricadas en el S. XVI por alfareros del pueblo, sirvieron para el relleno de estas bóvedas para aliviarlas del gran peso que debería soportar la techumbre, este relleno le dio además unas condiciones acústicas al Templo sorprendentes. El hallazgo de estas vasijas, todas ellas inservibles que permanecieron allí durante cuatro siglos, ha servido a los arqueólogos para la realización de estudios sobre la misma alfarería, su procedencia, datos, etc.
La alfarería tiene lógicamente su historia, así a finales del S. XVIII, concretamente en el año 1791, los duques de Feria residentes en Madrid y cuya casa solariega la tenían en Zafra, tuvieron conocimiento de la industria alfarera de nuestro pueblo, interesándose la Señora Duquesa le informara el Contador del Ducado de las características de los cacharros que aquí se hacían, por estar interesada en la adquisición de algunas piezas para su uso personal, de esta forma formulaba su encargo en la carta que le dirigía al citado Contador de su Ducado:
“… que ala posible (brevedad) me de noticias de los Barros de la V. (Villa) Salvatierra, si tiene algun olor y otra particularidad… como tambien, si con ellos se fabrica alg. (alguna) loza especial, deforma que se venga en conocimiento del uso, y destino que se dan alos coopreciados Barros”.
El epistolario cruzado relativo al encargo de la Condesa continúa, ya daremos cuenta de él en otras entregas.
En la fotografía un ejemplar de una excepcional pieza alfarera de las que se rescataron de las bóvedas y que se muestra en el Museo de la Alfarería de Salvatierra de los Barros.
(21 de octubre de 2014)