Los que somos creyentes, y el que esto escribe lo es, tenemos guardada en el interior de nuestro corazón, la figura de algún Santo, al que por las circunstancias que fueren, le tenemos especial devoción y predilección, en los momentos de tribulaciones recurrimos a ellos como nuestros abogados que son, para que nos remedien nuestros males, llegamos incluso a tener tanta confianza con ellos que los tratamos como amigos, y la verdad es que nunca defraudan, al contrario, nos conceden esos pequeños favores que les pedimos, aunque nosotros no nos molestemos en darles las gracias al concedérnoslos.
Creo que ya he identificado a mi abogado, se trata de San Antonio de Padua. Con ocasión de entrar en una de las casas de este nuestro pueblo, vi que su dueño tiene varios cuadros de este Santo de mi predilección colgados en las paredes, de entre todas las representaciones la que me gustó es esta que hoy os muestro de San Antonio bendito, la imagen la encuentro bonita y enternecedora, San Antonio tiene un aspecto muy joven y una cara muy agradable ¿cómo no va ser a así si es Santo?, vemos que tiene cogido amorosamente entre sus brazos al Niño Jesús, que nos mira a nosotros mientras él parece que musita una oración.