La figura del clásico cabrero con zurrón y cayado, ha desaparecido del entorno de nuestro pueblo, ya no existe aquel hombre que custodiaba desde muy tempranas horas de la mañana, la piara de cabras hasta el amanecer, generalmente siempre solitario y pendiente de su rebaño, normalmente acompañado de su perro y en ocasiones distraído con su radio transistor.
En esta ocasión el viajero captó esta imagen, fue con motivo del traslado de una finca a otra de estas cabras, viéndola los que tenemos cierta edad, se nos antoja que pertenece a otros tiempos, es bonita, el viajero la muestra para aquellos nostálgicos, y para aquellos otros que cuando muchachinos, tuvieron que dejar la escuela a temprana edad para dedicarse a este menester, había que cooperar en algo para la maltrecha economía de la casa paterna.