El viajero ha tenido el gran placer de entrar previa autorización del dueño, en uno de esos patios de sabor popular de una casa de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros, patio que aún conserva ese ambiente rural y que su propietario conserva intacto como los años antiguos, aunque la casa haya sido sometida a la modernidad de los tiempos actuales.

Nada más entrar en el patio, nos acoge la sombra de una espesa parra, la que proporciona al espacio una frescura excepcional; a pesar del calor de estas fechas el lugar invita al visitante a sentarse bajo ella, en el espacio tiene su dueño una mesa y varias sillas, y allí, durante las cálidas noches del verano, nos indica que la familia se reúne y cenan todos los de la casa, desde luego, no hay otro sitio mejor y más fresco en la casa para cenar a gusto, en total intimidad y luego, departir hablando hasta bien entrada la noche, hay que huir de los aparatos acondicionados, aquí no se precisan.

El viajero mira hacia arriba y ve la espesa techumbre vegetal, percatándose de que la parra tiene más racimos que hojas, su dueño calcula que el fruto pesará más de 10 arrobas. Son racimos grandes hermosos, de uvas gruesas, aún por madurar hacia los cuales se nos van los ojos, la imagen como se puede apreciar en la fotografía es interesante y preciosa.