En esta ocasión, el viajero se quiere referir a otro de nuestros paisanos, concretamente de CRISTÓBAL ENRIQUE JARAMILLO, en realidad se llama Álvaro, pero es mucho más más conocido por todos los de Salvatierra de los Barros como “Chilín”.

A pesar de sus años, cuenta 78 en la actualidad, es un hombre muy activo, se dedica a pequeñas faenas del campo por cuenta propia, casi siempre le vemos acompañado de su inseparable un burro.

De carácter jovial y alegre, de una gran locuacidad y muy afable y amable con todos.

Según nos cuenta, durante su niñez casi no pisó las aulas de la escuela, las circunstancias económicas de su casa, como muchos otros de sus contemporáneos le obligaron a trabajar desde muy pequeño, sólo tenía 12 años cuando empezó a faenar, cosa muy común entre las familias humildes del pueblo.

Sus primeros trabajos como el de otros niños de su tiempo, fue los de guardar guarros y otras faenas del campo, pero pronto se puso a vender cacharros, el trabajo que saben hacer muchos hombres de Salvatierra; Cristóbal tiene recorrida buena parte de España vendiendo y pregonando los cántaros, barriles y porrones, según nos dice ha estado en Palma de Mallorca, Valladolid, Ponferrada, Zamora…, dice que conoce todos los pueblos de la provincia de Badajoz.

Ha dependido de distintos amos en esto de los cacharros, pero también los ha vendido por cuenta propia y a pesar de las calamidades que ha sufrido en este trabajo, no dudaría en volver a la arriería si volviera a nacer.

Ahora en su actual estado de jubilado, su entretenimiento principal es el campo, en una pequeña propiedad que posee en las proximidades de la Barriada de los Mártires.

Por su forma de ser y por su personalidad innata le hemos incluido dentro del catálogo de “personas singulares” de Salvatierra de los Barros.