En la parte superior de la fachada principal, sobre la puerta de entrada a la Ermita de la Inmaculada Concepción, se halla instalado este hermoso azulejo, en el cual se deja constancia para conocimiento del visitante, de que nos encontramos en citada Ermita y que la misma fue restaurada en el año 1956.

Desde luego, fue importante la restauración que se le hizo el indicado año a este antiguo edificio, que data de principios del S. XVII, cuyos gastos principales fueron sufragados por los vecinos del pueblo, y con una importante aportación económica por parte del Ayuntamiento de la época.

Fue fundada esta Ermita por el matrimonio Francisco de Aguilar y María de Aguilar, que se encuentran enterrados en su interior.

Era la ermita, una antigua casa solariega, que fue legada por el matrimonio citado a las monjas de la Orden Tercera de San Francisco, estaba además dotada de otras dependencias anejas que destinaron para convento.

Estas monjas eran dirigidas por los Padres Franciscanos del Convento de Santa María de Jesús, cuyas ruinas aún permanecen y se hallan situadas en la falda de la sierra al lado sur del Castillo.

El convento desapareció a principios del XIX, pasando a ser propiedad del al Obispado y Parroquia, esta última la puso en manos de las Hijas de María Asociación constituida en 1880, la dependencias anejas pasaron ser Casa Rectoral.

Se conserva aún en esta Ermita el esquilón original, que data de la época de su fundación, circunstancia que está acreditada en su inscripción que dice: “Santa Clara, ora pro nobis. Año 1677”