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331.- LOS ARRIEROS VENDEDORES DE CACHARROS DE SALVATIERRA DE LOS BARROS.

332Esta foto fue tomada en Madrid, le fue cedida al comentarista por nuestro paisano Francisco Linares Suero que aparece en la fotografía junto con otro paisano nuestro y compañero de trabajo llamado Francisco el que ya se ha ido de entre nosotros y al que conocíamos como José, el hijo de Rosa “la Santanera”.

En esta ocasión no mostramos la estampa clásica del vendedor ambulante de cacharros de Salvatierra de los Barros con su borrico que lleva a cuestas las angarillas y que conocemos como arriero, nuestros paisanos no venden botijos; en el documento gráfico de hoy se puede apreciar perfectamente que tienen montado un puesto en plena calle y que los artículos que ofrecen a los viandantes son exclusivamente maceteros, ánforas, paragüeros y jarrones.

Lógicamente durante cada época del año los clientes demandan diferentes cacharros, los alfareros del pueblo no han estado ajenos a estas necesidades y debido a estas circunstancias no tienen más remedio que evolucionar e idear.

Hubo una etapa en la alfarería en la que ya se vislumbraba la decadencia de los botijos y de otros cacharros que en los hogares eran destinados a contener agua, esta sospecha se debía a la llegada del plástico, por ello nuestros artesanos se decantaron por fabricar jarrones, paragüeros, ánforas, etc. de diversos tamaños, algunos de ellos descomunales que servían para el embellecimiento de las casas, la verdad que muy bien conseguidos y de gran belleza aunque los pintaban de una forma atroz utilizando pintura “titanlux” de colores chillones y estrambóticos con la que los disfrazaban y le quitaban todo el mérito que debe de tener una pieza artesana, pero los tiempos mandaban y eran los clientes quienes por motivos de la moda los pedían y por consiguiente los compraban, esta costumbre fue efímera, los gustos cambiaron y hoy lo que hacen nuestros artesanos no tiene nada que ver, ahora, lo que sale de sus tornos y con los medios que cuentan son verdaderas y magníficas obras de arte, los tiempos han cambiado y los gustos también.

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