Los beneficios de la lucha. La lección de la unidad.

Los beneficios de la lucha. La lección de la unidad.
Hay que estar aquí y sentirlo. Algo nunca vivido. Algo nunca visto en este pueblo, en estas sierras del suroeste. Es la unión y es la fuerza. Quién osará desafiarnos? Quién apostará por poner cara a la derrota frente a un pueblo empoderado, unido y en lucha? Esto no es Marinaleda, es Salvatierra. Este fue siempre un pueblo conservador, hasta los de izquierdas eran conservadores. Individualistas por historia. Cada uno a lo suyo. Desde la Edad Media, cuando se repobló con repartimientos a cada vecino un cacho de viña, un cacho de huerto, un cacho de sembradura, un derecho a leña, bellota para los guarros de matanza y uso del monte común. Minifundio asturleonés. Hombres libres. Labradores. Hombres buenos. No sabían los empresarios murcianos de la mierda, ni sabía Vara y su cada vez más gordo perfil variable, ni sabía el heredero del historial de la refinería de Gallardo, ni sabía el alcalde que se dejó engañar, ni sabían las plumas cercanas y mediáticamente dependientes, ni siquiera sabían los propios actores colectivos de la revuelta, que este pueblo cuando luchó unido resistió al poderoso Juan Pacheco, Marqués de Villena, ni que tuvo que venir el propio rey Juan I de Castilla a doblegar a un pueblo que no quería tener señor. Ni sabían que arrancaron a Pacheco a base de lucha y de unión, un régimen de autonomía política del concejo, exclusión de la nobleza del poder concejil, el dominio comunal de los montes y un régimen fiscal privilegiado. Ni sabían que los propio vecinos, con sus dineros, compraron colectivamente los montes del bosque sagrado amenazados por los poderosos Ni sospechaban que el pueblo de Salvatierra unido y en lucha consiguió ganarle la partida a los señores en 1519, dejando su señorío en nada. Ni puta idea tenían los promotores públicos y privados de esta mierda de proyecto de macrovertedero que tendrían delante esta apisonadora de unión y de fuerza colectiva. Que unirían su unión y su fuerza todos los pueblos de estas sierras en un emocionantísimo momento colectivo. Un pueblo que se reconoce, se reúne, se reactiva y revive. Y , claro, andan todos sorprendidos. Los que creían que esto podrían gestionarlo con sus dosis de propaganda y control de la opinión pública. Y los que salieron por primera vez en su vida a juntarse en el atrio con un pito, una sartén y una pancarta de SalvaTUtierra, flipados con el poder que da saberse unidos y en lucha. Hay que verlo y vivirlo aquí. Yo, que ya soy viejo y un poco sabio -que me ha costado lo suyo-, no me sorprendo. Yo que estoy de vuelta de militancias y solo quiero plantar lechugas, bailar, ver felices a los míos y contar batallas. Yo no me sorprendo. Del poder que tiene un pueblo unido y en lucha. Ni del subidón que pega vivirlo.
La foto ayer, en La Parra, el pueblo vecino y tradicionalmente rival. Ya os digo, lo nunca visto.

Fdo: Alfonso Domínguez.


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