EL ATRIO 25 – MI MAESTRO (1)

PORTADA 25En este número de la Revista abordamos la gratificante tarea de brindar un recuerdo, a modo de homenaje, a nuestros maestros, a aquellas personas que dedicaron lo mejor de su vida a enseñarnos los conocimientos más elementales del saber. Pero sobre todo, que nos inculcaron unos valores, unos principios y unos hábitos de vida sin los cuales ninguno de nosotros hubiera alcanzado lo que somos hoy. No cabe otro sentimiento sino el de una inmensa gratitud para quienes, con mejor o peor fortuna, fueron protagonistas de nuestra formación y educación.

Tal ha sido el entusiasmo con el que nuestros socios y simpatizantes han acogido este tema, que dadas las muchas aportaciones recibidas nos vemos obligados a editar dos números dedicados a los maestros. En el presente nos centraremos más en los que pasaron por Salvatierra y que han fallecido y reservaremos el próximo número para homenajear a los más recientes y que todavía se encuentran entre nosotros.

Comenzamos la Revista con un entrañable recuerdo de lo que fue la escuela en los años veinte del pasado siglo, personificados en la maestra Doña María Merino, gracias a los recuerdos aportados por su alumna Amelia Lobato Cintas.

No faltan los recuerdos a las maestras de las escuelas de “cagones”, los antecedentes históricos de las actuales guarderías infantiles, donde se aprendían las primeras canciones, los primeros rezos, las primeras letras, y, sobre todo, las primeras normas de convivencia y de relación con otros niños y niñas. Así nos lo cuentan quienes pasaron por las escuelas de Manuela Mejías (“Lela”), Isabel María Caro Mejías e Isabel Muñoz.

Le siguen innumerables testimonios llenos de sentimiento y de gratitud, referidos a los maestros que cada uno tuvo en su infancia: Don Álvaro Morales, Don Ángel Sánchez Conejero, Don Andrés Sánchez del Toro, Don Antonio Jiménez, que sin duda dejó una profunda huella en varias generaciones de paisanos nuestros como bien refleja Diego Guerrero en su sentida crónica, o Don Doroteo Morales.

Otros maestros generosamente recordados son Don Félix Sanjuán Guerrero, del cual incluimos, aparte de los recuerdos de algunos de sus alumnos, la semblanza que nos dejan sus hijos Félix y Paulina; Don Gerardo Lebrijo, Don José María Vinagre, Don Juan de la Maza, Don Juan López de las Heras, Don Juan Guerrero y Don Seguismundo Galván.

Junto a ellos, cómo no, las maestras. Doña María del Carmen Bermejo y Doña María Cano, de las que se incluyen sendas semblanzas además de emotivos recuerdos de algunas de sus alumnas, o de Doña Emilia.

Igualmente recordamos otros maestros y maestras que pasaron por Salvatierra, de los que nos han llegado referencias aunque no tengamos testimonios más personalizados: Doña Justa, Doña Onorinda, Doña Pilar, Don Santiago, Doña Marina, Doña Cecilia, Don José, Don Manuel Vivas, Doña Esperanza, Doña Isabel Bellido y otros que debieran figurar también en el elenco de nuestros benefactores.

Francisco Muñido, en su artículo sobre “La escuela que nos tocó vivir”, hace una breve reseña histórica sobre el contexto y el significado que tuvo la escuela en la época que reflejamos en la Revista, señalando aquellos pilares básicos sobre los que se sustentaba la educación en nuestro país en las primeras décadas que siguieron a la postguerra.

Para que no todo sea nostalgia, Chema Corrales Vázquez, Profesor de la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Extremadura, nos habla de los docentes del futuro, de la importancia que tiene no sólo para ellos sino también para sus alumnos la formación permanente y la adecuación y adaptación a los nuevos tiempos de las enseñanzas que deben impartir.

Da lustre a la Revista el relato literario que nos hace José Joaquín Rodríguez Lara, con la maestría a la que ya nos tiene acostumbrados, de las vivencias de su tierna infancia y de los recuerdos de sus primeros contactos con la escuela. La lectura de su relato, mezcla de ficción, imaginación y realidad, es un auténtico gozo, pleno de lirismo, que nadie debiera perderse.

Finalmente, de la pluma de nuestro cronista y Presidente, Diego Guerrero, hacemos, un leve repaso (por problemas de espacio), de algunas de las múltiples e interesantes actividades llevadas a cabo por la Asociación en el año 2013.

Una vez más, nuestro agradecimiento a todas las personas que han colaborado en la elaboración de esta revista.


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