En esta fotografía mostramos la puerta de las naves y almacenes del que fuera otro de los molinos de aceite de nuestro pueblo; por estas puertas hemos visto el paso de numerosas caballerías cargadas con sacos repletos de aceitunas rezumando su líquido espeso y viscoso los que después de pesados en la báscula e incluso en la romana por el encargado eran vaciados  en un ingente montón para su posterior molturación en una prensa y unas máquinas que ahora tras el paso del tiempo resultan anticuadas pero que allá por la década de los 50 0 60 del pasado siglo eran de lo más vanguardista.

Desde siempre ha sido dura la faena de la recogida de la aceituna dado que ésta tiene lugar en pleno invierno, durante la recolección tienen los hombres y mujeres del campo que soportar los intensos fríos que en nuestra tierra son extremos, también la desapacible agua que hace muchos días imposible la recogida de este fruto tan apreciado. No obstante, no dudamos que por las fechas a las que nos referimos era muchísimo más penoso y sacrificado este trabajo puesto que no se contaba con los medios apropiados y tan sofisticados como ahora para la recogida de la cosecha de la aceituna. Lo mismo si nos referimos a su transporte desde el campo hasta el molino; la estampa del labrador aterido de frío y mojado descargando la mercancía nos producía una gran aflicción.

Este molino era propiedad de don Manuel Bermejo Naharro, la almazara era conocida por “María del Carmen”, está en el Barrio de Triana a la salida de la población allí ha quedado como mudo testigo de la historia de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros.

Ya no existen almazaras en el pueblo.