El viajero durante su estancia veraniega en el pueblo, no pierde su inveterada costumbre de salir a dar su paseo matutino, el viajero es de piñón fijo y siempre lo hace por la carretera de Salvaleón y llega hasta la finca El Chorrero del término de dicho pueblo, allí se da la vuelta; dicen que es bueno para la salud el andar, el médico lo recomienda.
Al realizar la caminata tiene que pasar dos veces por el POZO DE LAS NIEVES, edificio declarado Bien de Interés Cultural de 1994 por la Junta de Extremadura, es originario del S. XVII, (fue inaugurado en 1619) y mandado construir por el Duque de Feria Don Gómez Suárez de Figueroa para almacenar la nieve procedente de los ventisqueros que los arrieros acarreaban a lomos de caballerías desde la Sierra de Béjar en Salamanca.
En realidad son dos pozos, dotados de sendos torreones cilíndricos y unidos que recuerdan a las construcciones militares. Ante tanta belleza y tanta historia, el viajero en ocasiones no quiere ni mirar hacia él, siente pena y también vergüenza de que siendo único por sus características especiales en toda España, esté tan abandonado y nadie absolutamente nadie, se preocupe de su estado de decrepitud.
Los vecinos, los actuales dueños, las autoridades locales, provinciales y autonómicas algo deberían hacer en plazo breve, para que no se venga al suelo este emblemático edificio. Si la invernada próxima es un poco agresiva mal veo al Pozo de Nieve.
El viajero ignora qué pensarán los transeúntes al divisar el inadmisible letrero colocado en una de sus ventanas que en un grafismo feo y burdo que pone “SE VENDE”…
27 de agosto de 2015