El viajero durante su estancia veraniega en el pueblo, tuvo la ocasión de tomar esta fotografía, que idealiza de forma fehaciente la forma de vida y el trabajo en el campo de aquellos lejanos tiempos de su juventud.

La fotografía es evocadora, como podemos comprobar se trata de un carro con ruedas metálicas, que era tirado por una mula o un par de mulas, y que se utilizaba para el traslado de los aperos del campo o en el transporte de las hacinas de mies, sacos, de aceitunas, bellotas etc., ya ha quedado en desuso, hoy no se concibe su utilización, los hombres del campo van todos al trabajo con sus coches.

El carro se encuentra en un excelente estado, lo conserva su dueño a la entrada del zaguán de la puerta falsa de una antigua casona de labriegos, el lugar conserva ese sabor popular rural extremeño, aún permanece el empedrado original de su suelo y las dependencias oportunas como cuadra, patio etc.; parece mismamente que por este lugar el tiempo se haya estancado, en las paredes permanecen las estacas que los hombres del campo utilizaban para colgar los aparejos de las bestias, es en resumen, un pequeño museo que nos muestra nuestras tradiciones y costumbres del campo.

Diego Guerrero Socorro

 29 de septiembre de 2015